Cuando surge un conflicto legal, muchas personas piensan inmediatamente en un juicio. Sin embargo, la vía judicial no siempre es la más rápida ni la más conveniente. En los últimos años, la mediación se ha consolidado como una herramienta eficaz para resolver disputas de manera pacífica y colaborativa.

La mediación consiste en la intervención de un tercero imparcial que ayuda a las partes a dialogar y encontrar una solución mutuamente satisfactoria. A diferencia de un juez, el mediador no impone una decisión, sino que facilita la comunicación y promueve acuerdos voluntarios.

Entre sus principales ventajas destacan la rapidez, la reducción de costos y el mantenimiento de relaciones personales o comerciales, que suelen deteriorarse en un litigio. Además, ofrece mayor flexibilidad, ya que las partes pueden diseñar soluciones adaptadas a sus necesidades específicas.

Optar por la mediación no significa renunciar a la justicia, sino apostar por un mecanismo más humano, eficiente y menos confrontativo para resolver diferencias.

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